miércoles, 23 de junio de 2010

MANUEL BELGRANO (1770-1820)


Este año y este mes se han cumplido 240 años del nacimiento de Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano (03-06-1770) y 190 años de su fallecimiento (20-06-1820). Está claro que murió unos pocos días después de haber cumplido 50 años de edad y de realizar una tarea gigantesca y sacrificada al servicio de la Patria. Manuel Belgrano murió enfermo, solo y pobre de solemnidad, esto quiere decir: tan pobre que lo era de notoriedad.
Su regreso a Buenos Aires, después de dejar el mando del Ejército Auxiliar del Perú y el de Operaciones en Santa Fe en septiembre de 1819, convencido de que el final de su vida se aproximaba, configuró un viaje marcado por mil privaciones y penurias, hasta el punto de que no faltó quien en una posta le negara agua para saciar la sed y que debiera pedir 400 pesos para poder llegar a destino a fines de marzo de 1820. Agonizó y murió hidrópico a las 7 horas del día 20 de junio, en medio de la grave crisis institucional conocida como el día de los tres gobernadores y ante la indiferencia de todos. Sólo el sacerdote Francisco de Paula Castañeda, aquél de la Santa Furia, cronicó en su periódico El despertador teofilantrópico, versificando:
Triste funeral, pobre y sombrío,
que se hizo en una iglesia junto al río,
en esta capital, al ciudadano,
brigadier general Manuel Belgrano",
Es bueno recordar hoy a Manuel Belgrano, abogado de nota, economista destacado, revolucionario en cuerpo y alma, uno de los tres primeros periodistas de la Patria cuando la Patria aún no existía, miembro de la primera Junta de Gobierno patrio en 1810, militar a la fuerza por urgentes necesidades de la Patria, conductor heroico del éxodo jujeño (agosto de 1812), fundador de pueblos, vencedor de los godos en Tucumán (24-09-1812) y Salta (20-02-1813), creador de la bandera nacional, que al momento de morir, después de haber sacrificado su fortuna por la libertad e independencia de la Nación, carecía de los recursos mínimos necesarios para costear los gastos de su enfermedad.
Al momento de testar, cuando su muerte se aproximaba, el 26 de Mayo de 1820, pasado un día del décimo aniversario del nacimiento de la Patria que él había contribuido a liberar y a institucionalizar, y no teniendo un cobre partido al medio, dejó constancia de lo que él debía y quiénes le debían dinero, entre ellos el brigadier Cornelio de Saavedra que no le había pagado una sillería que él le había prestado y con la que Saavedra se había quedado.
Era tanta su indigencia que al médico José Redhead, que lo atendió de urgencia en Buenos Aires, agonizante, Manuel Belgrano le pagó poniendo en su mano el reloj que lo había acompañado en vida, diciéndole: Es todo cuanto tengo para dar a este hombre bueno y generoso. Ese reloj es el que no hace mucho fue robado del Museo Histórico Nacional, repositorio en el que se encontraba.
Era tanta la pobreza de Belgrano que, al tiempo de fallecer, para hacer su lápida hubo que utilizar la tapa de mármol de un mueble de su dormitorio. El 4 de septiembre de 1902, se procedió a exhumar los restos de Manuel Belgrano, depositados en la Iglesia de Santo Domingo, para trasladarlos a una urna que sería depositada en el monumento construido por suscripción popular y que se inauguraría en octubre de ese año en el atrio de la misma Iglesia.
Se levantó la lápida, y los huesos de Belgrano fueron colocados en una bandeja de plata. Entre esos huesos se encontraron dientes. Dos de esos dientes fueron tomados por el ministro del interior, doctor Joaquín V. González, y por el ministro de Guerra, coronel Pablo Ricchieri, según dijeron para mostrarlos al presidente de la Nación Julio Argentino Roca y al general Bartolomé Mitre, respectivamente. El diario La Prensa, puso el grito en el cielo:
Que devuelvan esos dientes al patriota que menos comió en su gloriosa vida con los dineros de la Nación. Los dientes fueron devueltos.
Después de los triunfos de Tucumán y Salta, la Asamblea del Año XIII dispuso hacer entrega al general Manuel Belgrano de la suma de 40.000 pesos oro que éste, el 31 de marzo te 1813, donó a para que esa suma fuera destinada a la creación de cuatro escuelas públicas, de primeras letras, en Tarija, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero. Debieron transcurrir 191 años para que una de esas escuelas, la Nº 452, se inaugurara con el nombre de Legado Belgraniano el 6 de julio de 2004 en la provincia de Jujuy.
Es bueno recordar todo esto ahora, cuando cualquier pelafustán, casi siempre conocido como pobre de solemnidad, si alcanza un cargo, electivo o no, desde el nivel comunal, a poco, por arte de birlibirloque o de encantamiento, pasa a ser un poderoso rico de solemnidad,

Nota: Víctor Oscar GARCIA COSTA
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